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Arica es un balneario tranquilo sin mucho ruido ni desorden, casi no hay presencia policial ni caos vehicular, su comida es simple y frugal sin mayores alternativas.
Con nostalgia pude visitar sus playas que en algún momento fueron nuestras, pero por afanes de poder y riqueza de los gobernantes entramos en una guerra injusta y sangrienta entre pueblos hermanos. Mientras escribía estas líneas en la cúspide del morro de Arica ,-escenario de una de las batallas más emblematicas de la guerra del Pacífico ,- encontré dentro de la tierra una vainilla,- cartucho,- de 11mm oxidado por el paso del tiempo, lo cogí y sentí como un remeson de electricidad en toda mi humanidad. Como si hubiese viajado al pasado vi como las tropas chilenas bien apertrechadas con cañones fusiles y ametralladoras subían al morro para enfrentar a uno que otro pelotón del ejército peruano que alando de Bolognesi se encontraba defendiendo la plaza de Arica desde lo más alto del morro.
No observé a Alfonso Ugarte arrojarse al mar más bien creo que murió en otras circunstancias.
A través de ese destrozado cartucho pude acercarme un poco más a la realidad histórica de los hechos y pude entender que las guerras son provocadas por mezquinos intereses de los gobiernos que dominan el mundo y que no les interesa ni un rábano la vida de las personas, cómo fue está guerra.
Ahora los chilenos piden paz y armonía entre los países limítrofes Co reza la frase del Cristo del morro de Arica» Amaos los unos a los otros».
Cabizbajo baje del morro pensando y recordando; cómo se habrían sentido nuestros valerosos soldados cuando sin armas ni municiones se enfrentaron al invasor apoyado por el ejército inglés, mientras nuestros gobernantes en medio de la guerra luchaban por el poder.
Mientras en la soledad de mi habitación alistaba mis cosas observé más detenidamente el cartucho y tenía grabado Fame,- fábrica de armas del ejército del Perú. Lo que me dejó en shock. Nos vemos en otro episodio de mi viaje.